Game Over
Se terminó, game over. Puede decirse que, por fin, estoy oficialmente de vacaciones. Técnicamente no es así, porque tengo que seguir acudiendo al centro en Julio, pero sólo por motivos organizativos, sin prisas, sin agobios, sin los problemas típicos del curso en sí.
Estoy en un estado de descompresión que todavía ni me lo creo, la verdad. Pero sólo es eso: un estado. En estos momentos, aparte de escribir estas líneas, ya estoy de nuevo inmerso en la escritura, que me llamaba desde la tumba del disco duro como un espíritu abandonado que no te deja en paz. Eso es bueno, muy bueno, extremadamente bueno. ¿Crisis? ¿Qué crisis?
En asuntos frikis (o quizá no tanto), recomendarles, si es que alguna vez han seguido la serie (o son unos fanáticos como yo), la lectura del excelente Expediente X: En honor a la verdad, una auténtica gozada. Lejos de dedicarse a cronologías y definiciones reiterativas de personajes y situaciones, es un estudio serio y muy bien documentado sobre aspectos tan suculentos como el posmodernismo o el gótico aplicado a las series televisivas actuales. Me está encantando porque confirma muchas de mis propias teorías internas sobre la estética de la literatura actual, pero también porque es ameno y destripa sin piedad todo lo que rodea o rodeó al fenómeno de los expedientes allá en los noventa.
Qué bien. Es verano. Leer, escribir, tal vez soñar...