Esperando la Marea

Buffff... Se acabó. Parece mentira, pero toooodo ha terminado. Entonemos una plegaria de agradecimiento a los dioses (estén donde estén en estos momentos tan peculiares de nuestra historia). Acabo de dejar en el contenedor de basura todas las cajas, papeles de regalo, bolsas de plástico, etc., que han generado los magos de oriente este año; bastantes, todo hay que decirlo.

Los niños han recibido de todo, como pueden suponer: gueimboises, juegos de la pleisteichon, muñecas la jartá de raras, libros (muchos, gracias a quien sea), deuvedeses, y como media tonelada de caramelos y chocolates varios que ya han sido debidamente confiscados (sinceramente, hoy no tengo ganas de acabar en Urgencias o de tener que llamar al médico de guardia). Lo de los niños es comprensible, lo que para mí resulta sorprendente es que los magos se hayan portado tan bien conmigo, demasiado bien. Algo querrán de mí.

De primeras, en mi casa, he recibido un podómetro digital para llevarlo encima (no se engañen, yo no lo he pedido: es una sutil forma que tiene mi mujer de decirme que hay que andar para perder los quilos de más apelando a mi espíritu geek); una navaja suiza multiuso con tropocientas mil herramientas plegables que para sí la quisiera McGyver, y ésta sí que la pedí porfavó-porfavó, soy así de friki. Libros: Titán, de John Varley. Deuvedeses: la trilogía de Cube.

Pasamos a la casa de mis padres. Primera sorpresa: un móvil de p*** madre con Bluetooth, cámara de video y todos los avíos. Me quedo de piedra, compréndanlo: hasta ayer iba por la vida con un Nokia de hace siete años que parecía un ladrillo azul y que no cabía en ninguna parte. Para redondear el absoluto momento geek, mi hermano aparece con un manos libres Bluetooth (ese cacharro de guardaespaldas que se pone en la oreja para no tener que coger el teléfono) y ya me da la espanciada mental. Mi parienta se desovaria al ver mi cara. Libros: mi tan esperado (¡por fin! ¡por fin!) Brevísima Historia del Tiempo, de Stephen Hawking; Estado de Miedo, de Michael Chrichton, ya la he leído en Inglés y cuando tenga tiempo me dedicaré a cargarme en las castas del traductor, como siempre.

Por último, la casa de mi abuela, que todavía vive la mujé. Cartón de Tabaco (ya saben que éste es un blog de fumadores, como indica la columna de la izquierda de la página), un par de billetes pa llevar mañana los niños a pizzear. Libros: las obras completas de Dylan Thomas, en edición bilíngüe (ñam, ñam). Deuvedeses: la edición especial (con el metraje original) de la mítica Dune, ooooooole; la edición especial de Hellboy, película a la que tengo gran cariño, será porque, además de ser de lo mejor que he visto últimamente, soy uno de esos cuantos gaditanos que tuvo el privilegio de conocer personalmente a su director: el orondo e irrepetible Guillermo del Toro.

Eso es todo amigos. Creo que no merecía tanto, pero hay años que son así. Conjunción de fuerzas cósmicas, extraña bonanza económica, abuso de drogas... Vaya usté a saber.

Espero que a ustedes también les hayan sido propicios los hados.