Yo y Tú son sólo pronombres
¿Por qué junto letras? ¿Hay alguna razón especial? Para mí sí: es como una adicción descontrolada, como una droga oscura e intangible que no te deja respirar en paz hasta que has soltado tu dosis de ideas sobre las teclas (o el papel, el libro de los gustos está en blanco). En este sentido, estarán de acuerdo conmigo en que se trata de una dependencia extraña: en lugar de entrar, la sustancia trata de salir.
Últimamente observo que hay mucha, mucha gente que lo hace, que siente esa compulsión. Para eso llegaron las bitácoras, supongo, para liberar los demonios mentales de una gran cantidad de seres humanos. Bienvenidas sean. Ahora te paseas por ese universo extraño que es la Red y te das cuenta de que, después de todo, no estás tan loco como pìensas, o de que tus problemas no son tan graves como creías. Los de nuestras generación estamos viviendo una experiencia catárquica de consecuencias inimaginables. Nuestra descendencia vivirá en un mundo donde la comunicación plena en tiempo real estará a la orden del día. Veremos qué resulta de ello.
Leemos, escribimos, abosrbemos, escupimos... Qué bonito juego, aunque sea antiguo. En realidad, no hemos descubierto nada. Ya en el siglo XVIII a la gente le daba por intercambiar correspondencia sobre temas banales y mundanos, por el simple placer de escribir, de comunicarse, de no sentirse aislado en el mundo de las ideas. Ahora simplemente vivimos un renacimiento de esa tendencia, con la desventaja de que nos privamos de olores y texturas, del fuerte olor a tinta, de la estética del trazo de la pluma... Bueno, todo se andará.
Sigamos, pues, escribiendo, intercambiando esos sustratos de nuestro cerebro que antes tanto temíamos mostrar al público. Creo que le está haciendo mucho bien a nuestra sociedad que tendía al ostracismo.
Y no caigamos en pajas mentales: dejemos el estilo y la corrección para los estudiosos. Los bloggers son gente sencilla.
Por muchos años, espero.