Por lo menos en Córdoba, eso seguro. Y mira que me pillaba cerquita. La Editorial Berenice, que el infierno acoja en su seno, ha esperado hasta el último momento para comunicarnos lo que todos sospechábamos: que de convención ná de ná y que los aficionados al fantástico de este país vamos a tener que buscarnos las habichuelas en menos de dos meses para poder hacer el friki como a todos nos gusta, volver a ver a los viejos colegas, y charlas de nuestras cosas. Lo que no tiene desperdicio, se los aseguro, es el peripatético comunicado de la susodicha editorial, que si quieren pueden leer pinchando
aquí. Encima van de víctimas los colegas, como si se creyeran ellos que estaban a punto de organizar una reunión de escritores planetarios o algo así. Absurdo.
A estas alturas, me consta que la cúpula de la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror, andan como locos buscando alternativas. Del mismo modo me consta que ya hay opciones que tendrán que estudiarse a toda prisa, y que varias sedes alternativas se han ofrecido a llevar a cabo la Hispacon con lo que puedan, es decir, con toda la voluntad del mundo, que es lo que les ha faltado a los de Berenice, que no a los cordobeses por extensión. Desde aquí mi apoyo a Fonzo, Alfredo, Víctor, y los demás, que se están comiendo un marrón que no se merecen en absoluto.
Y una última cuestión, ¿a dónde va a llevar ahora la T’Pol (perdón, Joanna de Arco Pol) el proyecto para su famosa megaconvención-chachi-que-te-cagas-con-doscientos-mil-asistentes? A esta mujer le va a dar algo, lo mismo que a sus adláteres amantes de los elfos de dudosa condición sexual (por no decir mariconas, que se mosquean). Y yo que creía que me iba a reír de lo lindo.
Bueno, no todo está perdido. Antes me estaba pensando si ir o no ir a la convención anual. Ahora creo que iré seguro. Es en estos casos cuando los aficionados tienen que estar ahí, apoyando a la gente que de verdad se lo curra.
Espero verles en la próxima IncógnitaCon.