
Ya ven, más de un mes con la bitácora aparcada, sin nada publicado, sin ninguno de mis enormes pensamientos metafísicos con los que alimentaros... Ya, ya sé que es una pena, pero a veces, sobre todo cuando estás embarcado en un proyecto que te reclama bastante atención, lo mejor es retirarse momentaneamente, tomártelo como una especie de vacaciones bitacoriles, y coger fuerzas para el último trimestre.
En resumidas cuentas: he vuelto.
¿Noticias? Bueno, me han dado un piedro, id est, el Premio Ignotus de Novela Corta por "La Traición de Judas", que colgaría aquí, pero que me temo que aún pertenece a Bibliópolis, que para eso fue quien me pagó la historia. Es un monolito negro de mármol sobre peana de piedra que pesa un huevo y parte de otro, aunque no seré yo quien me queje: he estado nominado seis veces y, por fin, me lo he llevado. Gracias a todos los que me votásteis.
En otro orden de cosas, he tenido ocasión de conocer y departir con dos de mis autores británicos preferidos: Ian Watson y Richard Morgan. El primero es un viejecito simpático y charlatán (como corresponde al tipo que ha escrito las mejores obras sobre ficción lingüística), y cuya conversación y anécdotas han sido absolutamente enriquecedoras; el segundo es un tipo de mi generación, taciturno y asqueado de este mundo, que usa la literatura y la metáfora de la violencia para expresar su postura. Bien hecho. Los dos hablan español (Morgan mucho mejor que Watson), y a los dos les encantó Cádiz cuando estuvieron allí. Normal, no es de extrañar.
Por otra parte, también he conocido a BEF. un autor mejicano que es una de las mejores personas que he conocido en mi vida. Gran corazón, gran alma, grandes aptitudes para la escritura, cuentos demoledores, un espíritu libre... Muchos abrazos para ti y para tu chica, Bernardo, espero que el paso del Atlántico haya sido todo lo bueno que debe ser un viaje tan coñazo (tan pinche, diría él).
Y eso es todo, no voy a agradecer a los compañeros de la Organización lo bien que se han portado en estos días porque ellos ya lo saben. Paso de redundancias.
Momento friki: Rafa Marín y yo cantando "Me han dicho que el Amarillo..." al finalizar la presentación de su excelente novela, Juglar.