De vuelta a casa
Más de dos meses sin escribir en la bitácora, se dice pronto, desde el 2 de Enero, concretamente.
En estos sesenta días he pasado por mi típica depresión invernal, aderezada por los problemas en el curro (soy profe, supongo que no hay que dar más explicaciones al respecto), y por problemillas personales de diversa índole. Quiero creer que será la crisis de los cuarenta, aunque, la verdad, si lo es, no es tan grave como pensaba.
Durante este tiempo, no todo han sido oscuridad y tinieblas. He ganado un premio literario... bueno, un segundo premio, para ser exactos, el del Galileo, que lo convoca la Universidad Politécnica de Cartagena, con un cuento que escribí en el hueco de una mañana. Para tan poco esfuerzo, no se puede pedir más, ¿no les parece?
He pasado unos carnavales tristes, porque no he ido a Cádiz para disfrutarlos. Verán, después de tragarme todo el concurso de agrupaciones, estaba con una tontería en lo alto de tamaño gigantesco. Y es que me conozco: el gusanillo de volver a tomar parte en la fiesta (ya van para cinco años que no me pongo el disfraz y me lanzo a la calle) me está comiendo las entrañas, y sabía que, si iba a Cádiz para escuchar las agrupaciones, iba a echarme a llorar en cualquier esquina. Y el Carnaval es para reír, oigan. Las lágrimas se las dejamos a los comparsistas, que para eso los tenemos. Ahora bien, como poco he ganado el hacerme el firme propósito de volver el año que viene. ¿En qué modalidad? Aún no lo sé, pero en Romancero o Chirigota, eso sí que puedo asegurarlo.
Por otra parte, como verán, le he pegado un remozado al pisito virtual que tengo en la blogosfera. He estado un par de tardes trabajando en la plantilla y... bueno, a mí me gusta, aunque sé que no será el diseño definitivo. Seguro que todavía hay detalles que no se me han pasado por la cabeza, pequeñas pamplinas que iré descubriendo con el tiempo.
No mucho más. El martes parto para Liverpool, no para ver al Barça, que yo soy muy del Cádiz, sino en viaje oficial del curro para cerrar ciertos tratos referentes al plan de plurilingüismo de la Junta de Andalucía. Ya les contaré. Como mínimo, me hará ilusión postear en esta humilde bitácora desde algún cibercafé de la pérfida Albión, y contarles qué aspecto tiene The Cave, el agujero desde el que los Beatles comenzaron su conquista del mundo mundial hace ya más de cuarenta años.
A los que queden por aquí, bienvenidos de nuevo. Aunque no se lo crean, les he echado de menos.